Estos días pasados, el alpinismo ha sido protagonista de una miríada de titulares (por una desgracia, como siempre que el alpinismo es protagonista de titulares) y eso me hizo recordar lo que los profesionales y entendidos de la materia conocen como zona de la muerte: Una zona en la montaña, por encima de los 7500m de altura, donde el cuerpo humano se va consumiendo poco a poco, no se recupera la energía perdida y en la que cualquier flaqueza, desvanecimiento, lesión te lleva casi inexorablemente a la muerte.
Los alpinistas lo saben, y conocedores además de que cada paso implica unas 15 respiraciones, son conscientes de que ayudar en esa zona a un compañero agotado o lesionado es extremadamente difícil, por no decir imposible.
Es famoso el caso de un profesor inglés que en su 3er. intento de escalada al Everest, extenuado, sin oxígeno, se sentó (curiosamente) al lado de un cuerpo conocido como "botas verdes" (que todos los que han escalado el Everest han tenido, casi literalmente, que sortear) para solamente ir consumiéndose lentamente.
Dicen las crónicas que hasta 40 escaladores pasaron a su lado sin hacer nada, porque de hecho NO se puede hacer nada. Esa es, al parecer, la ley no escrita en la zona de la muerte: si por lo que sea; edema por mal de altura, extenuación o simplemente por un fallo en tu botella de oxígeno no eres capaz de valerte por tí mismo, sabes que estás muerto, y es además una lenta agonía, y nadie va a ayudarte (y muy pocos se pararán incluso a darte algo de "confort").
Nuestro magnánimo presidente lleva un tiempo en la zona de la muerte con mal de altura, sufre incluso la euforia que a veces es síntoma de estar sufriendo este mal:
http://www.libertaddigital.com/economia/nueva-sesion-de-control-marcada-por-la-crisis-1276339786/
Pero el problema es que ha hecho cumbre demasiado tarde, es un cadáver en vida. Probablemente esté ya sentado, rendido a la evidencia de que no podrá bajar a la seguridad de un campamento más bajo. Los que pasan a su lado lo saben y pasan de largo, está en la zona de la muerte y ya nada pueden hacer por él, bastante tienen ellos con tratar de salvar su propia vida.....lo malo es que su muerte será lenta y cuanto más lenta mayor el sufrimiento de los que le rodean.
O por lo menos es lo que quiero creer, no puedo imaginar un escenario donde un ´líder rendido, sin oxígeno que respirar, sin provisiones, sin ideas, perdido y desorientado intente llegar ahí arriba hasta el 2012.
Por favor, que alguno de los de su equipo se apiade y que lo tire al abismo.
(En sentido figurado, claro. Que alguno igual hasta se toma la metáfora al pie de la letra)
Seguir leyendo el artículo
jueves, 6 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)